Inundaciones, tormentas, pero también olas de calor y sequías. El rostro del fuerte cambio climático que se está produciendo en el planeta tiene las características del continente asiático. Los violentos y contrastados fenómenos meteorológicos que azotan esta zona del mundo han causado, no por casualidad, el mayor número de víctimas y pérdidas económicas a nivel mundial. Sólo el año pasado se produjeron 79 catástrofes medioambientales que afectaron a 9 millones de personas y se cobraron más de 2.000 vidas. Un escenario que nos indica, subraya un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de Naciones Unidas, cómo la alteración del clima ha exacerbado la frecuencia y gravedad de estos fenómenos. Preocupa el calentamiento más rápido que la media global que afecta a esta zona del mundo. «La temperatura media anual cerca de la superficie de Asia en 2023», se lee en el informe de la OMM, «fue la segunda más alta jamás registrada, con 0,91 grados centígrados por encima de la media del periodo 1991-2020 y 1,87 grados Celsius por encima de los niveles medios de 1961-1990». Las olas de calor, cada vez más intensas, también están provocando el deshielo de los glaciares del Himalaya, lo que crea un grave riesgo de crisis hídrica en la región. Japón ha vivido el verano más caluroso jamás registrado, seguido de China que, tras una fuerte sequía, se ve ahora azotada por lluvias excepcionales que están paralizando regiones enteras del país y causando víctimas y desaparecidos. «Las inundaciones fueron, con gran diferencia, la principal causa de muerte entre los sucesos registrados en 2023», subraya la organización de la ONU, que constata el persistente alto nivel de vulnerabilidad de Asia ante los fenómenos de riesgo natural. «Tras un tifón, Hong Kong registró 158,1 milímetros de precipitaciones en una hora el 7 de septiembre de 2023», añade el informe, «un récord desde que comenzaron los registros en 1884». Para contrarrestar las lluvias torrenciales, a menudo se producen cambios bruscos de tendencia con escasas precipitaciones y, por tanto, una progresión de la sequía, como ocurrió en el Himalaya y en la cordillera del Hindu Kush en Pakistán y Afganistán. «La región asiática de alta montaña, centrada en la meseta tibetana, contiene el mayor volumen de hielo fuera de las regiones polares – subraya el informe de la OMM – y ha experimentado un retroceso dramático en las últimas décadas, y esto ha ocurrido a un ritmo acelerado». Según datos de la ONU, 20 de los 22 glaciares monitoreados en la región mostraron una pérdida de masa continua el año pasado. El informe también afirma que las temperaturas de la superficie del mar en el noroeste del Océano Pacífico en 2023 fueron las más altas registradas. En este escenario crucial, advierte la Organización, sería necesario que los servicios meteorológicos nacionales de la región produzcan datos oportunos para alertar oportunamente a la comunidad y a las instituciones sobre riesgos inminentes. «Es necesario que nuestras acciones y estrategias reflejen la urgencia de este momento», concluye la OMM, por lo que sigue siendo esencial «reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático».
Paola Simonetti