La ciudadanía italiana es muy demanda en el mundo, esto se debe principalmente porque ofrece diversos beneficios como la posibilidad de vivir, trabajar y estudiar en la Unión Europea sin necesidad de visados. Así mismo, Italia es un destino codiciado por su cultura y paisajes paradisiacos. Italia ha mantenido durante años un fuerte lazo con sus descendientes gracias al principio de ius sanguinis o también conocido como derecho de sangre. Este derecho permite atribuirle a la persona la nacionalidad de sus padres, independientemente del lugar donde haya nacido. El derecho de sangre para obtener la ciudadania italiana ha sido un puente cultural que mantiene vivas las raíces italianas en países con grandes comunidades de descendientes, como Brasil, Argentina y Estados Unidos. Sin embargo, el sistema enfrenta serias limitaciones. Las oficinas consulares están saturadas y, en países con alta demanda, los tiempos de espera pueden superar los diez años. Es así que las autoridades de Italia buscan ajustar el ius sanguinis a las demandas del siglo XXI con tres cambios principales:
- Restringir la ciudadanía italiana a descendientes de primera o segunda generación
- Exigencias sobre el idioma y conocimientos culturales de Italia
- Solicitar el traslado a Italia como condición para la ciudadanía
Aunque estas modificaciones buscan reducir los tiempos de espera y mejorar la eficiencia administrativa, también podrían excluir a un gran número de descendientes que no cumplan con los nuevos requisitos, lo que genera críticas dentro y fuera de ese país. Empresas como EPAS, referentes en servicios de gestión y asesoramiento migratorio, se convierten en un aliado clave para los descendientes de Italia que buscan obtener la ciudadanía de manera rápida y efectiva. EPAS Patronato Italiano se dedica a que obtener la ciudadanía italiana sea una realidad accesible y sencilla. Atiende de manera presencial sacando un turno a través del sitio web y de manera virtual para quien resida en el exterior.
Valentina Araya
