En diciembre de 2014, el físico teórico Stephen Hawking advirtió al mundo de que la inteligencia artificial podría superar algún día a la humanidad. Explicó que, gracias a su capacidad para reprogramarse, una IA podría superar la evolución biológica humana, dejando a la humanidad indefensa ante una tecnología incontrolable. Esta predicción, por oscura que sea, ha encontrado cada vez más resonancia con la rápida evolución de las tecnologías inteligentes.
¿Y en 2024? Un avance deslumbrante
Diez años después de estas advertencias, está claro que la inteligencia artificial se ha convertido en un actor importante en nuestra vida cotidiana. Mientras que ChatGPT y sus homólogos son ahora herramientas utilizadas por millones de personas para una gran variedad de tareas, muchos sectores están preocupados por las consecuencias de esta evolución. El mundo de la música, por ejemplo, ya prevé pérdidas colosales de ingresos en los próximos cuatro años, ante la aparición de pistas creadas por IA generativas. La idea de que la IA pueda superar a los humanos en los campos artísticos parece menos utópica que nunca.
Para comprender la importancia de sus predicciones, tenemos que recordar la figura excepcional que fue Stephen Hawking. Nacido en 1942 y fallecido en 2018, Hawking fue una figura emblemática de la ciencia moderna. Afectado por una enfermedad neurodegenerativa -la esclerosis lateral amiotrófica-, no cesó en sus investigaciones e intervenciones, y siguió publicando obras fundamentales como Breve historia del tiempo. De hecho, su capacidad para prever el futuro, ya fuera optimista o apocalíptica, fue un sello distintivo de su genio.
Una «raza de superhumanos» gracias a la genética
En sus escritos póstumos, el científico también predijo que la edición genética permitiría a algunos humanos evolucionar hasta convertirse en «superhumanos», con capacidades físicas y mentales mejoradas. Este escenario podría crear una brecha irreparable entre las personas «modificadas» y el resto, generando tensiones sociales y éticas sin precedentes.
Stephen Hawking no sólo era un astuto científico en los campos de la astrofísica y la biología. También era un agudo observador de las amenazas terrestres. El calentamiento global, advirtió, podría convertir la Tierra en un infierno. Si nada cambiaba, preveía que las temperaturas globales podrían alcanzar los 250°C en el año 2600, con lluvias de ácido sulfúrico.
¿Podría la IA ser realmente nuestra perdición, como predijo Stephen Hawking, o será un vector de progreso? Los últimos diez años han demostrado que evoluciona a un ritmo fulgurante, pero el tiempo dirá si esta evolución será tan espectacular como él había imaginado.