Un alto el fuego con la retirada, en seis semanas, del ejército israelí de la Franja, la liberación de todos los rehenes en manos de Hamás a cambio de la liberación de los detenidos palestinos, y después una tregua definitiva que abra el camino a la reconstrucción de Gaza y la entrega de los cuerpos de los secuestrados el 7 de octubre. Las tres etapas del acuerdo puesto sobre la mesa por Israel y anunciado, en un discurso sorpresa en la Casa Blanca, por el presidente estadounidense Joe Biden, que se pide a Hamás que firme sin vacilar, son cruciales. «Esta guerra debe terminar», añadió Biden, deseando que el plan comience rápidamente, prometiendo plena cooperación en cada paso de la hoja de ruta. «Lo que está soportando la población es un infierno», dijo el preisdente estadounidense, según el cual «los palestinos sólo tienen que ganar si aceptan la propuesta».
El colchón de seis semanas previsto en el acuerdo debería permitir a Israel y Hamás negociar los detalles de la segunda fase, que implicaría, subrayó Biden, «el fin definitivo de las hostilidades para la liberación del resto de los rehenes, incluidos los soldados, y la retirada del ejército israelí de la Franja», un camino que requerirá cuidado y equilibrio, según el presidente estadounidense, que señala la necesidad de nuevas e intensas negociaciones en el contexto de una tregua estable que pueda conducir después a una tercera y última fase en la que el protagonismo recaería en la reconstrucción del enclave palestino y la devolución de los cuerpos de los rehenes asesinados. La petición se dirige directamente al grupo islámico: «Si Hamás mantiene sus compromisos», subrayó Biden, «el alto el fuego temporal se convertirá en un cese permanente de las hostilidades».
El grupo islámico ya ha hecho saber que valora positivamente el posible acuerdo, al tiempo que ha reiterado que la tregua permanente y la retirada completa israelí «no son negociables». Israel, por su parte, ha dejado claro que «el conflicto no terminará hasta que se alcancen todos los objetivos fijados, incluida la devolución de los rehenes y la eliminación de los milicianos y del gobierno de Hamás».
Mientras tanto, las hostilidades entre Israel y Líbano no cesan. Según las Fuerzas de Defensa de Israel, tras un día de tensiones, se dispararon quince cohetes contra el norte de Israel, todos ellos interceptados por los sistemas de defensa antiaérea israelíes. El ataque libanés se produjo tras una incursión israelí en la ciudad costera de Naqoura, en la que murió un paramédico que viajaba en una ambulancia afiliada al grupo Hezbolá.
Paola Simonetti