PASCUA DE PAZ EN UN MUNDO DE GUERRAS

La Pascua se asocia tradicionalmente con la paz; el mensaje pascual es de paz y reconciliación, de renovación y solidaridad. Quizás nunca, desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy, el período de Pascua ha coincidido con un escenario internacional marcado tan extensa y fuertemente por la muerte y la guerra. «El tercer Mundial a pedazos», como lo definió el Papa Francisco, ha afectado de lleno a un mundo que luchaba por volverse a poner de pie tras dos años de pandemia de coronavirus. A dos horas de vuelo desde Roma, la guerra en Ucrania y Oriente Medio nos presentan cada día imágenes de sangre y terror; son las guerras más cercanas, pero no son las únicas, muchas guerras «olvidadas» siguen cosechando muerte y destrucción a diario, a menudo ante la cínica indiferencia de la comunidad internacional. Es en este contexto que Italia puede y debe contribuir a la construcción de la paz, también debido a su larga historia de cooperación internacional que tiene sus raíces también en el profundo surco de nuestra emigración en todo el mundo. Han comenzado las conmemoraciones por los 150 años de la emigración italiana a Brasil, país donde viven 35 millones de descendientes de italianos, pero son muchos los eventos en toda Sudamérica que se desarrollan a lo largo de 2024 en nombre de la amistad con Italia y su pueblo. El buque escuela «Amerigo Vespucci», el «más bello del mundo» como se le conoce mundialmente, llegó a Buenos Aires luego de una escala en Montevideo y escalas en Brasil. En torno a la circunnavegación de los «Vespucio» se han multiplicado acontecimientos e iniciativas que de alguna manera han recordado las rutas históricas de la emigración transoceánica italiana, continuando y relanzando una relación destinada a perpetuarse en el tiempo entre nuestro país y el continente sudamericano. Un escenario, por tanto, resplandeciente y dinámico, en el que sigo cumpliendo mi compromiso de parlamentario elegido por los italianos de la división sudamericana con entusiasmo, competencia y pasión. La actividad en el Parlamento es diaria e intensa, mientras que mi compromiso en el inmenso territorio de la circunscripción que tengo el honor de representar es igualmente fuerte y constante. Un trabajo político que no sería posible sin el apoyo y el aliento diario de miles de personas que me animan a dar lo mejor de mí, en Italia y en el extranjero. ¡Adelante, pues, como siempre y con «disciplina y honor» como nos recuerda nuestra hermosa Constitución!

Feliz lectura a todos y hasta pronto.

On. Fabio Porta