También fue descifrada la inscripción grabada en el objeto de bronce, encontrado en el Herodión, la fortaleza que se encuentra cera de Belén y que utilizaban los romanos y el prefecto que condenó a muerte a Jesús
Más allá de lo que dicen los Evangelios, que hablan bastante sobre él y en sintonía, hay que buscar con lupa las noticias históricas sobre Poncio Pilato, el prefecto de Judea que condenó a muerte a Jesus de Nazaret. Pero ahora, un nuevo y extraordinario descubrimiento añade un nuevo elemento para comprender su figura: se acaba de descifrar la inscripción sobre un anillo de bronce que fue hallado a finales de los años sesenta en el Herodión, cerca de Belén, y en ella se encuentra precisamente en nombre de Pilato. Los que lograron descifrar las palabras grabadas sobre el anillo fueron dos estudiosos israelíes. Los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, los historiadores Flavio Josefo y Tácito concuerdan en afirmar que Jesús fue condenado a la crucifixión durante la administración de Poncio Pilato en Judea, una información que forma parte del Credo (tanto en la fórmula niceno-constantinina como en la más breve del símbolo de los apóstoles: «Fue crucificado bajo Poncio Pilato», o bien «Sufrió bajo Poncio Pilato»). Con base en las informaciones que ofrece Flavio Josefo, pero también siguiendo las de Filón, Tácito, Svetonio, Dión Cassio y Eusebio, es posible establecer que el mandato de Pilato tuvo lugar en Judea entre el 26 y el 26, o principios del 37 después de Cristo. Diez años son un periodo bastante largo para un mandato de gobernador y esto podría inducir a pensar que Pilato era bastante capaz para mantener sometidas a las poblaciones que el emperador Tiberio le había encomendado. Con base en las fechas de los viajes de san Pablo, que presumían la difusión del cristianismo en Palestina, la fundación de la Iglesia de Antioquía, etc., se puede considerar con cierta seguridad que la crucifixión en Jerusalén no se verificó durante los últimos años del mandato del gobernador, cuyo nombre ha sido repetido en el Credo por millones de fieles en cada celebración litúrgica dominical. Por lo tanto, se puede pensar que la muerte del Nazareno se verificó, como escribió John P. Meier, «aproximadamente a finales de los años veinte o al inicio de los años treinta del primer siglo después de Cristo». En 1961, un grupo de arqueólogos italianos, guiado por Antonio Fova, mientras se encontraba llevando a cabo una excavación en un teatro romano cerca de la antigua capital de Judea, Cesárea Marítima, al voltear una de las piedras que formaban parte de la escalinata, se dio cuenta de que tenía una inscripción parcialmente dañada. En ella se lee:
[DIS AUGUSTI]S TIBERIÉUM […PO]NTIUS PILATUS […PRAEF]ECTUS IUDA[EA]E [..FECIT D]E[DICAVIT]«A los dioses honorables a Augusto Tiberio
Poncio Pilato
Prefecto de Judea
ha dedicado [esto]»
Es posible que la estructura en la que se halló esta inscripción fuera originalmente un templo construido en honor del emperador Tiberio precisamente por orden de Poncio Pilato durante su prefectura en Judea. La inscripción se encuentra actualmente en el Museo de Israel en Jerusalén. Algunos años después de ese hallazgo, en 1968, el arqueólogo israelí Gideon Foster, trabajando en las ruinas de la fortaleza construida cerca de Belén por Herodes el Grande, entre miles de piezas encontró un anillo de bronce con una inscripción que fue descifrada medio siglo más tarde, como explicó Nir Hasson en el periódico “Haaretz”, gracias a una fotografía con una potente y particular cámara fotográfica. El experimento fue descrito en el “Israel Exploration Journal”. Los investigadores Shua Amurai-Stark y Malcha Hershkovitz pudieron identificar en el anillo la imagen de una copa rodeada por el nombre de Pilato escrito en caracteres griegos. Daniel R. Schwartz, de la Hebrew University de Jerusalén, afirmó: «Este nombre era raro en el Israel de esos tiempos. No conozco a ningún otro Pilato de ese periodo y el anillo demuestra que era una persona de rango y pudiente». El objeto, seguramente un sello, es de factura sencilla. Una circunstancia que deja suponer que el funcionario romano lo usaba todos los días y no solo en eventos especiales.
Andrea Tornielli