Francisco parte hacia Irlanda y visitará a una Iglesia sacudida por los escándalos del pasado que está combatiendo eficazmente el fenómeno de la pederastia clerical
Francisco llegará a Dublín a casi 40 años del triunfal peregrinaje de Juan Pablo II, en uno de los viajes más difíciles de su Pontificado. El motivo de la visita es el Encuentro Mundial de las Familias, el primero después de la publicación de la exhortación apostólica “Amoris laetitia”. Pero pesa sobre todo el tema de los abusos contra menores, un escándalo que sacudió a la Iglesia irlandesa y le hizo perder credibilidad, pero que ha sido afrontado con determinación y protocolos eficaces. En 2006, después de que surgiera el primer informe estatal sobre los abusos, la Iglesia católica del país creó el “National Board for safeguarding children”, con un jefe ejecutivo creíble y autónomo, Ian Elliot. En 2011 comenzó el examen de todas las medidas de protección para niños que se habían puesto en marcha en todas las diócesis irlandesas y el trabajo continuó hasta 2013, con la nueva responsable del Board, Teresa Devlin. Desde enero de 1975 hubo en Irlanda 1259 denuncias de abusos contra 489 sacerdotes o religiosos en 26 diócesis; de todos ellos, 36 fueron llevados a los tribunales religiosos. Pero el dato significativo es uno más reciente: en 2017 fueron recibidas 135 denuncias contra 98 sacerdotes, pero solamente una de ellas tenía que ver con abusos cometidos después del año 2000. Hay, pues, dos razones de esperanza y de optimismo, porque las líneas-guía para la protección de los menores se han revelado eficaces. Claro, la Irlanda que hoy recibirá a Francisco es muy diferente de la que recibió al Papa Wojtyla. Se han introducido, con votaciones populares, leyes que autorizan el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo; la sociedad parece más secularizada, a pesar de la identidad católica que conserva todavía cierta fuerza cultural, como elemento distintivo con respecto a los británicos. La visita del Papa Francisco es una «oportunidad, para nosotros como República y para nosotros como Estado irlandés, de comenzar un nuevo capítulo en nuestra relación con la Iglesia –dijo el Taoseach (Primer ministro) Leo Varadkar. Creo que en el pasado la Iglesia católica tuvo un sitio demasiado dominante en nuestra sociedad. Creo que todavía tiene un sitio en nuestra sociedad, pero no determina las políticas o las leyes». Durante el primer día, hoy, sábado 25 de agosto, se hablará significativamente sobre los abusos, porque se espera que el Papa Francisco lo haga durante el discurso a las autoridades políticas y diplomáticas del país. También estará llena de significado la oración silenciosa por las víctimas que el Pontífice hará por la tardecita en la concatedral de Dublín. El corazón de la visita serán la vigilia con las familias de hoy por la noche y la gran misa del domingo por la tarde. El encuentro internacional de las familias ya comenzó: han intervenido alrededor de 200 relatores de los cinco continentes (91 son mujeres laicas, 65 son hombres; los otros 44 son sacerdotes, religiosos y religiosas). “Amoris laetitia” es el tema principal del congreso. Se llegó a cabo una mesa redonda sobre «salvaguardar a los niños y a los adultos vulnerables, en la que participó, entre otros Marie Collins, la mujer irlandesa que fue víctima de un sacerdote pederasta cuando era niña y que fue también miembro de la Comisión pontificia para la tutela de los menores, hasta que renunció. Es la primera vez que se lleva a cabo una mesa redonda sobre este argumento en un Encuentro Mundial de las Familias.
Andrea Tornielli